¿Qué es el karma? Cuántas veces escuchamos: “Todo vuelve multiplicado”. Obviamente, lo bueno y lo malo. Eso es karma. Acción-reacción. Causa-efecto.
Los tibetanos enseñan: “Fuera de ti, no hay refugio”, es decir no podemos escapar de nosotros mismos. La sabiduría popular reza: “El que las hace, las paga”... Jesús decía: “El que siembra cosecha”. Sea como sea, nadie escapa de sus propios pensamientos, emociones y acciones.
Pero ¿todo karma es negativo o terrible? Pensar eso ha generado la expresión “¡Vaya Karma!” Una creencia que forma parte del inconsciente colectivo y que mencionamos automáticamente frente a todo tipo de situaciones penosas.
Sin embargo, el karma, no es necesariamente de polaridad negativa. En realidad es neutro. Oscila para un lado u otro, según el grado de madurez que tengamos.
Lo cierto es que cada acto, genera una consecuencia; Y si el acto ha sido noble, servicial, virtuoso... se convierte en el denominado Dharma, o buen karma.
5 Preguntas para captar nuestro estado kármico
Para darte cuenta si estás teniendo un karma muy chungo, como consecuencia de deméritos acumulados o por el contrario, muy luminoso como efecto de méritos bien ganados, indaga en estas cinco preguntas:
¿Cómo va tu salud? (Según tu edad cronológica)
¿Estás más sano que enfermo? ¿Descuidaste la alimentación? ¿Vives con constante estrés? ¿Estás autodestruyendo al cuerpo con adicciones o lo amas tanto por permitirte experimentar esta vida, que lo cuidas?
¿Tienes abundancia en todas las áreas de tu vida?
¿Estás carente y necesitado o tienes lo necesario para vivir confortablemente? ¿Te sobra o te falta? ¿Sientes que no tienes lo que requerirías para una calidad digna de vida? Cuando crees en ti la abundancia comienza a fluir. ¿En qué punto no te conectas con tu verdadera abundancia? ¿Sientes que mereces recibir? ¿Realizas acciones que te mueven hacia alcanzar tus objetivos?
¿Qué tal te va en tus relaciones afectivas?
Una relación sana es cuando fluyes en estado de tranquilidad y se potencian a ser mejores personas cada día. Expresan su amor de manera incondicional y no procuran daño al otro. La relación enferma, está en continuo conflicto, queriendo sacar provecho de la relación. La persona quiere caprichosamente controlar al otro como si fuera su posesión y desea que le sirvan sin importar el bien mayor de ambos, solo le importa el bienestar propio, el de su ego. Se apega, se aferra y no quiere soltar porque el otro representa una ilusoria completitud del vacío interno.

¿Fluyen tus endorfinas?
Si no te conectas con el placer de vivir, todo tu sistema te va a expresar su frustración, desazón, y angustia. ¿Estás haciendo cosas que te dan placer? Leer, cantar, caminar, meditar, hacer yoga, bailar, pintar, etc. ¿Estás riendo mucho y disfrutando o padeciendo tu paso por el planeta?
¿Las horas de tu trabajo, son un deleite o por el contrario? Si la respuesta es no, te pregunto: ¿Qué es lo que te hubiera gustado hacer hasta ahora que no te atreviste? Genera ideas que te animen. Cambia el ámbito. ¿Qué talento aún no te animaste a explorar? ¿Qué es lo que te tiene frustrado por no estar desarrollándolo hasta ahora?
¿Sientes conexión espiritual?
Es decir, ¿Te interesa captar las grandes preguntas de la vida? ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? ¿Cuánto me va a durar el cuerpo? y ¿soy sólo un cuerpo o mucho más?
Cuándo este cuerpo se enferme o esté en el último tiempo de vida corporal, ¿me siento fuerte de enfrentar ese momento? ¿Confío en que soy más que lo que creí que era? ¿Conozco mi alma, mi esencia, aquello que no cambia? El cuerpo cambia, todo pasa pero lo que nunca muere es nuestra esencia fundamental que es eterna y siempre completa. ¿Estás amando lo suficiente o estás pidiendo a gritos que te amen, mendigando afuera lo que aún no te animaste a generar internamente?
Para que el despertar surja, tiene que surgir la noche oscura del alma, que es ese momento en que el mundo exterior ya no nos satisface más y necesitamos llenar el vacío que nada nunca pudo completarlo. Todo lo que antes te deslumbraba: reuniones, vacaciones, relaciones de pareja, salidas, ya no te llena, ahí sucede el despertar. La búsqueda de un sentido más profundo y trascendente de la vida. Generalmente cuando nos enfrentamos a la muerte, recibimos ese cachetazo divino para que volvamos a vivir con sentido una vida que se llame vida.
Finalmente se comprende que nunca, nada ni nadie va a llenar tu vida hasta que te aparezcas en tu vida. ¿Esperas que el mundo te complete o ya sabes quién eres? Te importa más lo que tu conciencia capta de ti mismo o vives pendiente de la mirada ajena para sentirte bien. La conciencia te va a acompañar toda tu vida. El ego muere y es tan efímero como las nubes.
Una vez respondas las cinco preguntas, a trabajar...
El único momento en que puedes modificar tu karma es aquí y ahora. Genera nuevos esquemas y patrones de conductas. Cambia las acciones que te enfermaron. Si tu salud no está muy bien, haz modificaciones en cuanto a la alimentación, movimiento del cuerpo, ejercicios físicos. Si no hay demasiada abundancia, creé en ti, sé humilde, agradecido, sé simple y precipita lo que realmente mereces.
Para reforzar las endorfinas, anota en un papel lo que amas hacer, tus hobbies y aquello que cada vez que lo haces, sientes que el tiempo no existe. Vive relaciones sanas, libérate de los apegos que te lastiman.
Indaga en tu ser, en tu verdadera esencia.
Aún ese karma negativo, según las enseñanzas espirituales, se considera bienvenido, y perfecto, porque nos da la chance vertiginosa, de acceder a un nuevo nivel de experiencia e información y habiendo entendido la lección, dejar de repetir ese tipo de conducta.
Sólo que el hombre no usa el discernimiento y vuelve a quemarse una y otra vez con la misma llama.
¡Atrévete a ser una nueva persona!
¡Puedes ser una nueva persona cada día a cada instante, aquí y ahora!
(Fuente: Soy Espiritual)
