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El magnesio es el octavo mineral más abundante en la tierra, y el tercero más abundante en el agua marina. En nuestros cuerpos ocupa un lugar muy fundamental:

"El Magnesio es el cuarto mineral más abundante en el cuerpo, con aproximadamente 66% encontrado en los huesos y 33% en el músculo esquelético y cardíaco. Se absorbe en el intestino delgado y se elimina por los riñones. El magnesio está implicado en 300 reacciones bioquímicas esenciales del cuerpo, que van desde la producción de ATP hasta la síntesis de proteínas, por lo que obviamente es importante para el óptimo rendimiento deportivo y una alta calidad de vida". – Charles Poliquin

Como podemos ver, el magnesio no sólo es abundante en el cuerpo, sino que tiene una importancia vital. Cada célula del cuerpo humano necesita suficiente magnesio para funcionar, en caso contrario se deteriorará. Huesos y dientes fuertes, hormonas equilibradas, un sistema nervioso y cardiovascular saludable, una correcta función de las vías de desintoxicación y mucho más, requieren una suficiencia de magnesio a nivel celular.

El cerebro y el corazón son dos de los órganos que contienen concentraciones más altas de magnesio en el cuerpo, y son especialmente vulnerables cuando existe una deficiencia. Para que el cuerpo pueda usar de manera apropiada el calcio de las células, es muy importante que las proporciones de magnesio sean adecuadas.



Incluso una pequeña deficiencia es suficiente para llevar a un desequilibrio peligroso que puede desembocar en calcificación y muerte celular. 
Esto se manifiesta con síntomas como problemas cardíacos, migrañas, calambres musculares y premenstruales...

 

¿Pero A dónde ha ido todo el magnesio?

Desgraciadamente, los métodos modernos de agricultura empobrecen nuestros suelos, agotando su magnesio natural. Como si esto fuera poco, muchos híbridos se cultivan de manera selectiva para sobrevivir a niveles bajos de magnesio, y la mayor parte de fertilizantes modernos utilizan nitrógeno, potasio y fósforo, sin preocuparse por reponer los niveles de magnesio.

El agua también solía ser una buena fuente de magnesio, pero ahora el flúor presente en el agua se junta con el magnesio, creando un compuesto mineral prácticamente insoluble que acaba depositándose en los huesos, incrementando, con su fragilidad, el riesgo de fracturas.

 

Otros factores dietéticos que podrían ayudar a disminuir los niveles de magnesio son:

 

  • La cafeína
  • El azúcar (son necesarias 287 moléculas de magnesio para metabolizar una sola molécula de glucosa)
  • Las comidas procesadas
  • El alcohol
  • Los alimentos vegetales provenientes de suelos empobrecidos 
  • Los alimentos con altos niveles de ácido fítico
Además, el uso de medicamentos tales como los anticonceptivos, diuréticos, fármacos para la hipertensión, insulina, corticosteroides, broncodilatadores y ciertos antibióticos, disminuyen nuestros niveles de magnesio. Sudar con frecuencia (por ejercicio u otras razones) también puede tener el mismo efecto.

 

¿Para qué sirve el magnesio?

El magnesio cumple cientos de funciones corporales, entre las que destacan:

  • Dota a nuestros huesos de rigidez y flexibilidad (en muchos casos más importante que el calcio) y es responsable de crear esmalte dental resistente a la caries.
  • Incrementa la biodisponibilidad del calcio.
  • Evita y revierte la formación de cálculos renales.
  • Regula y normaliza la presión arterial.Ayuda a dormir bien.
  • Alivia calambres y espasmos musculares.
  • Ayuda a prevenir la insuficiencia cardíaca congestiva.
  • Disminuye la resistencia a la insulina.
  • Puede ayudar a prevenir la ateroesclerosis.
  • Ayuda a prevenir las migrañas y las cefaleas en racimos.
  • Trata ataques de asma y eclampsia en el embarazo.Mejora la circulación.
  • Alivia síntomas de fibromialgia y dolor crónico.
  • Es responsable de convertir la vitamina D a la forma activa que permite que se absorba el calcio.
  • Previene la osteoporosis.

 

¿Tienes una deficiencia de magnesio?

Como mencionamos al principio de este artículo, la respuesta más probable hoy día es que “sí”, puesto que más del 80% de los adultos analizados no alcanzan niveles mínimos de este mineral. Desafortunadamente, los análisis de sangre suelen ser ineficaces para medir sus niveles, ya que menos del 1% del magnesio se encuentra en la sangre.

A menudo, el diagnóstico de niveles bajos de magnesio se realiza mediante sintomatología, siendo los siguientes algunos de los más comunes:

    Incapacidad para dormir, o insomnio.
    Irritabilidad.
    Ansiedad, depresión o agitación.
    Alteraciones mentales.
    Sensibilidad al ruido.
    Dolor muscular o espasmos.
    Niveles altos de estrés.
    Dolores de cabeza.
    Palpitaciones.
    Fatiga o cansancio fuera de lo normal.
    Alergias e intolerancias.
    Falta de apetito.
    Falta de concentración.
    Frío en extremidades.
    Dolores de espalda.
    Olor corporal.
    Infertilidad o SPM.
    Falta de coordinación.
    Problemas con la memoria a corto plazo.
    Estreñimiento.
    Trastornos digestivos.
    Caries abundantes.
    Resistencia a la insulina.
    Antojos de carbohidratos.
 

¿Cómo podemos mejorar nuestros niveles de magnesio?

Lamentablemente, nuestro tracto digestivo no siempre es capaz de absorber el magnesio de manera adecuada, y es todavía más complicado si tenemos una deficiencia de vitamina D, un desequilibrio de la flora intestinal o ciertas otras afecciones.

Si a esto le sumamos que la mayor parte de los alimentos y agua tienen niveles de magnesio empobrecidos, puede resultar complicado conseguir un nivel óptimo de este mineral para nuestros tejidos.

Dónde encontramos el magnesio

En los frutos secos: girasol, sésamo, almendras, pistacho, avellanas y nueces.
Entre los cereales: germen de trigo, levadura, mijo, arroz y trigo.
En las legumbres: judías, alubias, garbanzos y lentejas.
Y en los germinados: ya que la clorofila contiene magnesio.
Vegetales: Los vegetales verdes son ricos en magnesio debido a que la clorofila es rica en este mineral
De lo que comemos, solo del 30 – 40 % es absorbido por nuestro cuerpo y depositado en el intestino delgado.


magnesio


Suplementos de Magnesio
                  

Los investigadores del campo de la alimentación han comprobado que el 66% de las mujeres y el 59% de los hombres de los países desarrollados no ingieren en su alimentación la cantidad diaria de magnesio necesaria. El magnesio puede mejorar la función muscular, reducir la tendencia a los calambres y favorecer y equilibrar tensiones, en casos de estés.



Si quieres suplementarte con este mineral esencial, te recomendamos Magnesio 400 Supra de CebaNatural



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1 cápsula al día cubre el requerimiento de magnesio de un adulto
Cada cápsula contiene: 400mg de magnesio.
 
 


Para realizar baños, te recomendamos usar Sales de Epson, como el Magnesio Santa Isabel

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 Cómo preparar tus Baños con Sales de Epson (Sulfato de Magnesio)

 

Los baños de Sales de magnesio son una gran ayuda para recuperar este mineral. La piel es nuestro órgano más grande, y como tal, su habilidad para absorber nutrientes y filtrar toxinas es asombrosa. También es un buen reflejo de la salud del cuerpo en general. Cuando la piel presenta sarpullidos, acné, eczema, psoriasis, sequedad u otras alteraciones, con frecuencia es una señal de problemas más graves en nuestro sistema.

A continuación aprenderemos a usar  las Sales de magnesio, o de Epsom (sulfato de magnesio heptahidratado) para el baño. Lo ideal es poder darte un baño de cuerpo entero en la bañera, pero si esto no te fuera posible, puedes conseguir gran parte de sus efectos positivos al darte un baño de pies.

Existen varios factores que son importantes a la hora de darte un buen baño:



Temperatura – Ésta afectará el efecto terapéutico del baño. Para que el baño surta mayor efecto, el agua debería de estar tan caliente como seas capaz de aguantarla con comodidad.
Concentración de minerales – Nos referimos a la cantidad de Sulfato de magnesio (Sales de epson) que utilizaremos para el baño. Aproximadamente 1 taza.
Ambiente – Un aspecto importante de darte un baño de Sales de Epsom, es el de reducir las hormonas del estrés. Asegúrate de que has desconectado teléfonos, y que los demás habitantes de la casa te van a conceder este rato para estar tranquil@. Podrías hasta ponerte música y velas para tener una experiencia todavía más relajante.
Tiempo – ¿Cuánto tiempo vas a estar en remojo? Entre 10 y 40 minutos está bien.

 


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Ahora que tenemos controlado lo básico, vamos a ver cómo podemos subir este baño de nivel para disfrutar de una experiencia sublime. Está claro que podrías llenar la bañera, echar las sales y meterte sin más. Pero podemos mejorarlo


Ingredientes extras para hacer de tu Baño una experiencia irresistible


* Potenciadores del agua – El ácido ascórbico (vitamina C en polvo) y el bicarbonato ayudan a reducir la irritación de la piel y la suavizan.

* Aceites vegetales (de 10 a 12 gotas por baño):

 

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Aceite de coco
PRINCIPALES INDICACIONES:
Propiedades inmunológicas, antiviral y antibacteriano, protección del cabello y de la piel.

Aceite de Argán
PRINCIPALES INDICACIONES:
Deshidratación y envejecimiento cutáneo

Aceite de Almendra dulce
PRINCIPALES INDICACIONES:
Hidratante, nutritivo, anti-inflamatorio

Aceite de Rosa de mosqueta
PRINCIPALES INDICACIONES:
Antiedad, nutriente, regeneradora, cicatrizante

Aceite de Jojoba
PRINCIPALES INDICACIONES:
Regenerador, hidratante, protector

Aceite de Ajenuz o Comino negro
PRINCIPALES INDICACIONES:
Refuerza el sistema inmunológico, problemas cutáneos, antiinflamatorio.

 

* Sonido- Si tienes música que te haga sentir feliz y/o relajado, puedes ponerla lo suficientemente alta como para no escuchar al resto del mundo. Otras veces necesitamos todo lo contrario, aislarnos del sonido totalmente, en ese caso te pueden ir bien unos tapones para los oídos. Póntelos y disfruta del silencio.

Si te apetece escuchar música relajante, te sugerimos alguno de los títulos que puedes encontrar en la sección de música de El Jardín del Libro. Hasta el 5% de descuento. Pedidos para España y también interncionales y gastos de envío GRATIS a partir de 29€ para España península

* Luz – Si tienes tiempo y espacio, ¿por qué no pruebas a darte el baño a la luz de las velas? Es una experiencia muy relajante.

 

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La receta en la práctica


Paso 1 – Empieza a llenar la bañera con agua lo más caliente que puedas soportar. Si resulta demasiado caliente, añade agua fría, la experiencia tiene que ser agradable.
Paso 2 – Mientras se está llenando la bañera, empieza a añadir tus ingredientes, y asegúrate de que se disuelvan bien en el agua.

  • Añade entre 1 y 2 tazas de sales de Epson (para los niños habría que reducir la cantidad a aproximadamente 1/2 taza).
  • Añade entre 1/4 y 1/2 taza de bicarbonato de sodio. Si lo deseas, puedes añadir también unos 1000 mg de ácido ascórbico (vitamina C en polvo).
  • Añade 10 – 12 gotas de aceites esenciales y mezcla bien el agua para que se dispersen en el agua.
  • Prepara el entorno: música relajante, velas...

Paso 3 – El remojo es un momento perfecto para practicar algún tipo de meditación o mindfulness. Prueba a hacer respiraciones abdominales profundas y controladas. Céntrate en las sensaciones que experimenta tu cuerpo, el calor del agua en tu piel, la presión de la bañera en tu espalda, e intenta dejar pasar los demás pensamientos.

Procura mantener la mente tranquila y tu atención centrada en las sensaciones de este momento. Si tienes pensamientos del pasado, el futuro o cualquier diálogo interno, intenta dirigir tu atención al presente. No es necesario que hagas esto para que tu experiencia en el baño sea relajante y beneficiosa, pero sería ideal añadir esta sencilla práctica para empezar a manejar mejor el estrés diario.

(FUENTE: Eva Muerde la Manzana)